Con los pies descalzos
Mientras pensaba cuales tendrían que ser las cualidades de un buen “maestro” [1] me vino una imagen de pies descalzos y pensé: ¿qué tiene que ver?
(Mi buen Maestro)
Mientras pensaba cuales tendrían que ser las cualidades de un buen “maestro” [1] me vino una imagen de pies descalzos y pensé: ¿qué tiene que ver?
Pues, estar descalza es algo que me hace sentir libre y relajada, descomprimida sin preconceptos, los pies descalzos son sinónimo de liberación pero al mismo tiempo presencia y fortaleza.
Y entonces recordé a dos grandes “Maestras” que me han ayudado a caminar descalza.
Una de ellas no era de lengua extranjera, la otra si. Ambas tenían en común el don de hacerte sentir muy importante, de transmitir tanta motivación como aire pudieras respirar.
Ese carisma, esa fuerza de la naturaleza, eso era mi Maestra de Fonética Inglesa. Ella estaba tan comprometida con su grupo de alumnos que solía reconocer los logros alcanzados por nosotros, así como las dificultades. Para estas últimas se reservaba un momento de reflexión individual, que luego se compartía con toda la clase, daba el tiempo para internalizar la corrección, evitando posibles momentos de incomodidad y/o vergüenza.
Jamás nos aburrimos gracias a su ritmo y modo de hacer únicos, que he disfrutado en pocos docentes, aportando en cada encuentro herramientas eficaces y eficientes para mejorar nuestra fonética y la vida misma. Ella era todo un ejemplo de respeto, modernidad, constancia y paciencia. Aunque fue una de las materias más difíciles era muy exigente con los dictados de textos en idioma inglés con los símbolos fonéticos y sus respectivos acentos, aún hoy luego de muchísimos años la recuerdo como una de mis mejores Maestras.
[1] El uso del vocablo maestro en lugar de profesor me brinda la idea de aquel que me guía, me enseña y me protege, pero me estimula a volar en el momento preciso.
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